“Nuestro mayor esfuerzo debe ser el desarrollo de seres humanos libres, que sean capaces por sí mismos de impartir propósito y dirección a sus vidas”. Rudolf Steiner
Hace muchos, muchos años, un señor muy sabio llamado Rudolf Steiner visitó la fábrica de cigarrillos Waldorf-Astoria, en tierras de la Selva Negra (en Stuttgart, Alemania). En su visita les contó a los trabajadores de la fábrica una bonita historia sobre un mundo fantástico en el que los colegios, la gente que manda y el dinero (que también manda) vivían en casas separadas, jugaban juntos y nunca se peleaban. Esta fabula fascinó al señor Molt, el dueño de la fábrica; tanto le maravilló que le propuso a Steiner que construyera una escuela para los hijos de sus empleados, un cole como el de ese mundo, para que así el cuento se volviera realidad. De esta forma nació la Escuela libre Waldorf. A los pocos años, empezaron a crecer nuevos coles como el del cuento por toda Alemania, después, por toda Europa y después, por todo el mundo, llegando casi al número 1000.
Cerca de 100 años más tarde de la visita del señor Steiner a la fábrica de cigarrillos Waldorf-Astoria, el asteroide37 descubrió que muy cerca de su órbita se encontraba el “asteroide02″. Un asteroide con un bosque de pinos, casas para pájaros y otras casas para unos seres pequeños pero siete veces más fuertes que nosotros, y veloces. Un asteroide como el cole del cuento. Un asteroide conocido en la Tierra con el nombre de la Escuela Waldorf de Aravaca (Madrid).